
Introducción | |||||||
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Cualquier intento de encontrar los orígenes del deporte de Pelota de forma documental, al igual que otros muchos deportes a excepción de los modernos, se agotaría al remontarnos a épocas en las que no se conocía la posibilidad de documentar con escritos o grabados los eventos que acaecían. Llegados a ese punto, tan sólo la imaginación y la capacidad deductiva nos sirven de ayuda para seguir buscando dichos orígenes. Cabe pensar que nuestros antepasados más primitivos al transformarse de recolectores nómadas en busca de alimento a cazadores en grupo se vieron practicando actividades hasta entonces innecesarias para ellos como son: perseguir, rastrear, luchar, apresar, lanzar, etc. |
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La capacidad de planificar sus acciones de caza nos lleva a pensar en un aprendizaje primario a base de ensayo y error para continuar con uno más elaborado de práctica y entrenamiento sobre aquellas actividades necesarias para su supervivencia, el cual aumentaría su potencia, destreza, precisión, etc. Podemos pensar también en celebraciones de las gestas de caza con representaciones heroicas seguidas de exhibiciones ante el grupo por parte de los más capacitados, fuertes o diestros en las actividades mencionadas, entre las que estaría el lanzamiento de piedras o armas arrojadizas. Admitidas dichas actividades, aunque sólo sea a modo de celebración, se hace necesaria una norma básica conocida por todos para su práctica en común, así como un objetivo perseguido por los contendientes, lo que da lugar a un enfrentamiento por alcanzarlo. Ha nacido la competición. |
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Son muy escasas las alusiones a juegos relacionados con una pelota entre los hebreos o los propios egipcios, siendo algo más numerosas las procedentes de Grecia y del Imperio Romano. Básicamente y salvo excepciones los juegos de pelota se dividen en dos grandes grupos: |
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La Pelota en Grecia | |||||||
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La información más valiosa sobre el juego de la pelota en Grecia se debe a Julio Polux, gramático de Naucritis en Egipto, que hacia 180 a. de J.C. en Atenas escribió su obra Onomastikon donde incluía una descripción del juego de la pelota recogiendo expresiones como "arrojar", "lanzar", "reenviar", "devolver" ... la pelota, o golpes "elegantes, regulares, bien dirigidos, hábiles vigorosos, etc.", y sus modalidades clasificadas según tamaño de la esfera empleada: Pelota pequeña: realizada posiblemente con una piedra o pieza de metal envuelta con lana y tela recia, ocho trozos, pintada de vivos colores. Episkiros (o pelota común) en el que participaban gran número de jugadores: "Se dividía el terreno en dos campos iguales con una línea que se trazaba en el suelo con una piedra. Sobre esta línea se colocaba la pelota: En la parte posterior de cada campo se trazaba otra línea. Los jugadores que se hacían dueños de la pelota procuraban lanzarla hacia esta raya por encima de la cabeza de los contrarios, los cuales se esforzaban por impedirlo y hacer otro tanto a su vez. Ganaba quien hacía pasar la pelota más allá de la línea posterior, obligando a los contrarios a traspasarla." Feninde (o "efeninde" o "efetinde", según autores): "La habilidad consistía en engañar al adversario respecto a la dirección que la pelota va a seguir. ¿Y para qué este engaño? Para que el adversario la yerre y no pueda reenviarla. La feninde parece ser la modalidad más antigua conocida de los juegos de pelota tal como lo practican los modernos. En él, el bando que lanza la pelota desde un punto determinado se esfuerza por hacerla morir lo más lejos posible, mientras que el campo opuesto, por lo contrario, trata de enviarla en forma de hacerla morir lo más cerca posible del punto de envío. Después de lanzar una pelota, si no se la reenvía, bien sea antes de caer, o bien después del primer bote, el juego se interrumpe, se señala el punto más alejado alcanzado por aquella, y ambos bandos cambian su táctica y sus posiciones, y ahora es el campo contrario el que procura enviar más allá de la primera marca." Harpasto: Variante del feninde, en la que los jugadores se esforzaban por agarrar la pelota en vez de reenviarla. Aporraxis o pelota botadora: "Había que lanzar enérgicamente la pelota contra el suelo de forma que rebotase, recibirla tras el bote y enviarla nuevamente con la mano". Una variante del mismo era el juego contra pared conservándose grabados en los que aparecen mujeres practicándolo. Pelota circular: Llamada así por colocarse los jugadores en círculo y pasarse la pelota mediante engaños buscando el fallo, o sea, la no devolución del destinatario. Pelota grande de viento: realizada con vejiga de animal recubierta de cuero o lana. Mencionaremos sin profundizar las conocidas "Follis", "El corico", "El juego con bolas, "Hacer el asno", por no ser ninguna de estas modalidades de pelota grande origen de las actualmente existentes modalidades de pelota. Respecto a las herramientas utilizadas, no existe documentación sobre el uso de guantes como protección pero parecería contrario al espíritu que inspiraba el juego entre los contendientes, quienes buscaban "el vigor y la belleza que hiciesen del cuerpo el digno recipiente de un alma elevada", además de constituir una base para su preparación militar, muy al contrario extremaban las dificultadas más allá de lo natural. Para los Griegos el juego de la pelota no tenía un carácter religioso como para otros pueblos, pero sí se utilizó con frecuencia como elemento simbólico en representaciones artísticas, llegándose incluso a erigir estatuas, según Ateneo, a famosos jugadores como Aristonio, de Caristia, que competía a menudo con Alejandro Magno. |
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La Pelota en el Imperio Romano | |||||||
El deporte de la pelota (pila lusoria) para los romanos carecía del sentimiento espiritual que le atribuían los griegos, ni tampoco formaba parte de su entrenamiento militar, sino que era más bien una mera actividad lúdica o saludable recomendada por los médicos. De hecho, modalidades de Pelota Grande griegas con esferas de peso considerable evolucionaron y se aligeraron para ser utilizadas entre los romanos por ancianos, mujeres, niños o convalecientes. Se popularizó tanto la práctica del deporte que no bastó con las plazas y calles, llegando a suponer un verdadero problema de tráfico, por lo que se practicó en las termas públicas con todas las comodidades de la época. Esta práctica en local cerrado, no conocida en Grecia, podría ser el origen de los actuales trinquetes cuya difusión se acentuó por Europa en el Renacimiento. Heredaron las costumbres griegas en este deporte y las practicaban como signo de distinción social buscando la "elegancia griega". Así mismo, adaptaron los nombres a su lengua con términos como "sphaeristica", "sphaeristerium" o "harpastum". De esta época datan las primeras agrupaciones de "pilicrepi" (jugadores de pelota) con profesionales que organizaban partidos para las multitudes con fines lucrativos. El famoso Campo de Marte, lugar de maniobras militares, fue punto de encuentro habitual de los "pilicrepi" tanto nobles como plebeyos, no faltando el propio Julio César o Catón. |
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Respecto al modo de recibir y lanzar la pelota, se podría asir y posteriormente lanzarla ("ludere datatim") o bien golpearla directamente a su llegada ("ludere expulsium") lo que dio lugar a expresiones como "pila", "palmaria", "lusus pilae cum palma", la que derivó en la francesa "jeu de paume" o en castellano "juego de la palma". |
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La Pelota en la Edad Media | |||||||
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De Bizancio, antigua Constantinopla, a través de Cinnamus (XII) y "Antiquarius" nos llegan las primeras referencias a la raqueta y la noticia del primer juego de pelota construido en Bizancio que fue obra de Todosio II. Antiquarius, estudioso de los juegos de pelota en Oriente Próximo habla del "shigan" o "chaugan" jugado a caballo con una herramienta alargada acabada en cuerdas trenzadas en el extremo. El origen etimológico podría ser árabe, según Hatzfeld y Darmestetes, "rahat" (palma de la mano) a través del italiano "racchetta". La referencia expresa más valiosa al deporte de la pelota se halla en El libro de Apolónio, poema anónimo compuesto entre 1230 y 1250 perteneciente al llamado Mester de Clerecía, tras la llegada de Apolonio, rey de Tiro, a la corte de Arquitrastes: "Avun por venir era la hora de yantar, También del siglo XIII datan las valiosas aportaciones documentales de Alfonso X el Sabio como el "Libro de los juegos" (1283) clasificandolos en: a caballo, a pie y sentado, apareciendo en el segundo grupo el juego de "golpear la pelota". Otras referencias directas aparecen en "El fuero Real de España" (1255) al hablar de las penas que se han de aplicar a quien jugando a la pelota mata involuntariamente, siendo "de homicidio y no otra, por jugar donde no debía", así como en sus "partidas" (1265) mencionando la ley por la que "se prohibe a los clérigos jugar a la pelota y hasta detenerse a verla jugar a otros o hablar con los jugadores". La práctica del deporte pasó de los claustros a los castillos en los siglos XII al XIV. En numerosas ocasiones los reyes, principalmente de Francia (1245 Luis IX, 1292 Felipe IV, 1340 Carlos V) e Inglaterra (1349 Eduardo III) trataron de prohibirla ya que sus practicantes descuidaban su formación militar, pero ninguna de estas iniciativas tuvo éxito. En España dicha prohibición solo alcanzó al clero. Por un artículo de J. Igurán conocemos la construcción del primer trinquete cubierto en Francia: "La primera mención de un trinquete construido en Francia lo fue hacia el año 1230. Era un trinquete público y la idea de que se pudiera jugar bajo techado causo un gran contento entre los clérigos". Pudo ser en la ciudad de Poitiers. Por esa época "se sabe que había trece peloteros en París, cuando solo ocho libreros y un solo vendedor de tinta". La práctica del deporte en espacios abiertos y cerrados dio lugar a las modalidades clasificadas como "a largo" con lanzamiento directo de un jugador a su rival, y "a corto" (courte paume) con la intervención de paredes que podría desviar la trayectoria de la pelota. La burguesía del siglo XIII, comerciantes, mercaderes, hosteleros, etc. favoreció la construcción de instalaciones en las ciudades, no para uso particular sino para su explotación, generalmente junto a hospederías como reclamo de clientes. Si aceptamos que el propietario de la cancha no fuese jugador experto, precisaría de alguien a cargo de la cancha de juego, esta podría ser la primera asociación profesional de empresario y deportista en la historia de la pelota. Los cancheros fueron posteriormente reclamados por los reyes, formando a partir del sigo XVI dinastías de "maître-paumiers" que gozaran de gran reputación. Fueron también los primeros artesanos de la pelota y sus herramientas, pelotas y raquetas, siendo elevado a la categoría de arte por los académicos del siglo XVIII. |
D.Luis Bombín Fernández
D. Rodolfo Bozas-Urrutia